En lo alto de La Hollera, en el norte de Tenerife, Bodegas Monje cultiva algo más que vino: cultiva historia, paisaje y carácter. Desde 1956, esta bodega familiar ha sabido evolucionar sin perder la conexión con su tierra, trabajando variedades autóctonas y apostando por una viticultura que honra la tradición, pero que no teme mirar al futuro.
Cada botella de Bodegas Monje es una expresión de los suelos volcánicos, los vientos atlánticos y la sabiduría heredada generación tras generación. Vinos con alma canaria que nacen en bancales inclinados con vistas al Teide y al mar.
Los vinos de Bodegas Monje son tan diversos como la propia isla de Tenerife. Blancos aromáticos y frescos, tintos con nervio y cuerpo, y rosados que sorprenden por su intensidad y delicadeza. Todos ellos elaborados con variedades locales como el Listán Negro, el Negramoll, el Bastardo Negro o el Listán Blanco, uvas que solo pueden encontrarse en el archipiélago canario.
Además, la bodega ofrece vinos con personalidad marcada: desde elaboraciones tradicionales con crianza en barrica hasta vinos experimentales que juegan con el macerado carbónico o fermentaciones en tinaja. Todo, sin perder de vista el respeto al entorno y al consumidor.
Comprar vinos de Bodegas Monje es apostar por una experiencia que va más allá de lo sensorial. Es apoyar una forma consciente de entender la tierra, un proyecto familiar con fuerte compromiso con el medio ambiente, y una filosofía en la que cada copa transmite cultura canaria.
Los vinos de Bodegas Monje destacan por su autenticidad. Estas son algunas de las claves que los hacen inolvidables:
Bodegas Monje no busca seguir modas, sino marcar un camino propio. Por eso, cada botella es un testimonio de su tierra y de quienes la trabajan con pasión.
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